España se encuentra entre los países que pueden sufrir sequías extremas con mayor frecuencia, junto a Marruecos, Iraq e India.

Es importante señalar que, si bien el cambio climático puede aumentar la frecuencia e intensidad de las sequías extremas, no todas las sequías pueden atribuirse directamente al cambio climático. La variabilidad natural del clima también desempeña un papel en la ocurrencia de eventos climáticos extremos. Sin embargo, las tendencias a largo plazo indican que las sequías extremas son un componente significativo del impacto del cambio climático en el clima global.

Qué son las sequías extremas

Las sequías extremas son eventos climáticos caracterizados por condiciones de escasez de lluvias significativas durante períodos prolongados. Estas sequías van más allá de las fluctuaciones normales en los patrones de precipitación y pueden tener impactos devastadores en el suministro de agua, la agricultura, la ecología y la vida cotidiana.

Algunas de las características clave de las sequías extremas incluyen

  • Duración prolongada: Las sequías extremas persisten durante un tiempo prolongado, a menudo meses o incluso años. La falta constante de precipitación durante este período lleva a un agotamiento severo de los recursos hídricos.
  • Impacto en recursos hídricos: Los cuerpos de agua, como ríos, lagos y embalses, disminuyen significativamente, afectando la disponibilidad de agua para consumo humano, riego agrícola y actividades industriales.
  • Consecuencias para la agricultura: La falta de lluvias afecta la producción agrícola, provocando la pérdida de cosechas, escasez de alimentos y la necesidad de racionar el suministro de agua para la irrigación.
  • Problemas ecológicos: Las sequías extremas pueden tener impactos negativos en los ecosistemas naturales, como la disminución de los niveles de agua en humedales, la muerte de flora y fauna, y cambios en la biodiversidad.
  • Riesgos para incendios forestales: La sequedad extrema del suelo y la vegetación aumenta el riesgo de incendios forestales, que pueden propagarse rápidamente y ser difíciles de controlar.

Es importante destacar que las sequías extremas son fenómenos climáticos graves y sus efectos pueden variar según la región y la capacidad de las comunidades para adaptarse a estas condiciones y el cambio climático también puede influir en la frecuencia e intensidad de estos eventos en diferentes partes del mundo.

Las sequías extremas a lo largo de la historia

A lo largo de la historia, varios países han experimentado sequías extremas con repercusiones significativas en diversos aspectos de la sociedad. Algunos ejemplos son:

  • La Gran Sequía de la década de 1930 en Estados Unidos: Conocida como "Dust Bowl", esta fue una serie de sequías severas que afectaron a las Grandes Llanuras estadounidenses durante la Gran Depresión. La combinación de malas prácticas agrícolas, sequías y tormentas de polvo tuvo un impacto devastador en la agricultura, llevando a la migración masiva de agricultores hacia el oeste en busca de oportunidades laborales.
  • La Sequía del Sahel (1968-1973): Varios países africanos en la región del Sahel, como Chad, Mauritania, Mali, Burkina Faso y Níger, experimentaron una sequía prolongada en la década de 1970. La escasez de lluvias afectó gravemente la agricultura y causó hambrunas, desplazamientos de población y conflictos relacionados con la competencia por recursos escasos.
  • Sequía en Australia (2001-2009): Durante este período, Australia experimentó una sequía prolongada que afectó gravemente la disponibilidad de agua en embalses, ríos y acuíferos. Esto tuvo un impacto significativo en la agricultura, la producción de alimentos y el suministro de agua para las comunidades urbanas. La sequía también contribuyó a los incendios forestales y a la disminución de la calidad del agua.
  • La Gran Sequía del Este Africano (2011-2012): Varios países en el este de África, incluyendo Somalia, Etiopía y Kenia, experimentaron una sequía prolongada que resultó en hambrunas, desplazamientos de población y conflictos por los escasos recursos. La falta de lluvias afectó gravemente la seguridad alimentaria y la salud de las comunidades.

Todos estos ejemplos de sequías extremas han tenido impactos duraderos en distintas areas: la seguridad alimentaria, la economía o la salud de las poblaciones afectadas. Todo esto resalta la importancia de la gestión del agua, la adaptación al cambio climático y la implementación de medidas para mitigar los efectos de sequías futuras.

Ciudad del Cabo, la primera gran ciudad sin agua

Ciudad del Cabo pudo quedarse sin agua potable en 2019, hasta el punto de limitar el consumo de agua a 50 litros por persona al día. A principios de 2018 todo indicaba que, en cuestión de meses, los grifos de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) dejarían de dar agua potable debido a la inusual sequía, pero con la implicación de sus vecinos se revirtió esta situación y la urbe se convirtió en un ejemplo de conciencia medioambiental.

En 2019 Ciudad del Cabo (Sudáfrica) pudo quedarse sin agua potable. Frente al riesgo de quedarse sin agua, con la implicación de las autoridades y de sus vecinos se revirtió esta situación y la urbe se convirtió en un ejemplo de conciencia medioambiental.

Frente al riesgo a quedarse sin agua de esta capital sudafricana, sus 4 millones de habitantes tuvieron que aprender a reducir drásticamente su consumo de agua para evitar el "Día Cero", la fecha en que el suministro normal de agua se interrumpiría en la mayor parte de las zonas residenciales debido a la falta de reservas en las presas, que llegaría al 13,5%.

Las autoridades municipales establecieron, desde el 1 de febrero de 2019, el límite en 50 litros por persona al día. Si te pasabas o no cuentabas con el medidor correspondiente en tu casa, la multa podía ascender hasta los 700€.

En los tres años siguientes, la urbe redujo casi un 60 % el uso de agua. Al principio estaba previsto que el temido día fuese el 22 de abril de 2019, más tarde se pospuso al 11 de mayo de 2019. Finalmente, las restricciones se mantuvieron hasta volver las lluvias (previstas para junio de ese año), las autoridades locales informaron que la fecha apocalíptica en la que se cortaría el suministro normal estaba fuera del horizonte para el año 2019.

¿Derretir un iceberg para bebérselo?

Conocida por ser un famoso destino turístico, Ciudad del Cabo pudo quedarse sin agua debido, además de a la mayor sequía de su historia, a la rápida urbanización y al crecimiento demográfico, generando desabastecimiento en los próximos años. Desde 1995, la población creció un 79%, de 2,4 millones a 4,3 millones en el 2018.

Otro factor importante es el aumento sin precedentes del dióxido de carbono en nuestra atmósfera, que genera un aumento de temperatura global e incrementa la duración de los periodos de sequía. Los sudafricanos además de mirar al cielo, miran a los despachos. La falta de inversión pública, derivada de la corrupción política y de la falta de control en los asentamientos informales ha provocado esta situación de no retorno.

Además de las medidas ciudadanas, también contribuyó la restricción de agua dedicada a la agricultura de regadío. La ciudad sudafricana se preparó para diversificar sus fuentes de cara al futuro y no ser tan dependiente del sistema de presas. Se impulsaron plantas de desalinización para hacer que el agua del mar fuera potable, proyectos de extracción de agua subterránea y programas de reciclaje de agua.

Tampoco faltaron soluciones descabelladas, como la de transportar un iceberg de 100 millones de toneladas desde el océano Antártico hasta cerca de Ciudad del Cabo. Un iceberg de este tamaño podría suministrar suficiente agua para una tercera parte de los residentes de la capital sudafricana durante todo un año. No obstante, la idea fue descartada por las autoridades locales.

Relación del cambio climático y las sequías extremas

Existe una fuerte evidencia científica que respalda la conexión entre las sequías extremas y el cambio climático. El cambio climático, impulsado en gran medida por las actividades humanas que liberan gases de efecto invernadero a la atmósfera, está contribuyendo a patrones climáticos alterados en todo el mundo. Algunos de los vínculos clave entre las sequías extremas y el cambio climático:

  1. Aumento de la temperatura: El calentamiento global es una característica fundamental del cambio climático. Las temperaturas más altas pueden aumentar la evaporación del agua, lo que puede intensificar la sequedad del suelo y aumentar la demanda de agua, contribuyendo así a la aparición y persistencia de sequías.
  2. Cambios en los patrones de precipitación: El cambio climático también puede afectar los patrones de lluvia, provocando una distribución irregular de la precipitación. Algunas regiones pueden experimentar una disminución en las lluvias, lo que contribuye a la aparición de sequías, mientras que otras pueden experimentar eventos de lluvias intensas y repentinas.
  3. Ciclo hidrológico alterado: El cambio climático puede alterar el ciclo hidrológico, que incluye la evaporación, la condensación y la precipitación. Esto puede dar lugar a una mayor variabilidad en los eventos climáticos, como sequías más intensas seguidas de episodios de lluvias intensas.
  4. Cambios en los patrones de circulación atmosférica: El cambio climático puede afectar los patrones de circulación atmosférica, como el fenómeno de El Niño y La Niña, que pueden influir en los patrones de lluvia y sequía en diferentes regiones del mundo.

Es importante señalar que no todas las sequías pueden atribuirse directamente al cambio climático. La variabilidad natural del clima también desempeña un papel en la ocurrencia de eventos climáticos extremos. Sin embargo, los datos y las tendencias a largo plazo indican que las sequías extremas son un componente significativo del impacto del cambio climático en el clima global.

España, entre los países en riesgo

Marruecos, España, Iraq e India pueden llegar a una situación de emergencia por falta de agua similar a la que vivió en 2019 Ciudad del Cabo (Sudáfrica), según el World Resources Institute (WRI).

Durante el 2017 y 2018 España afrontó una de las peores sequía en 20 años. Las reservas hídricas cayeron al 38,9% de la capacidad total de los embalses, un registro solo superado durante el periodo de sequía comprendido entre 1992 y 1995, cuando las reservas llegaron a caer hasta el 26,4%.

"España podría mejorar su resiliencia al riesgo hídrico implementando medidas que mejoren su manejo del agua, desde sembrar cultivos más apropiados para el clima local hasta reciclar las aguas residuales de la industria y las ciudades"

World Resources Institute

"España podría mejorar su resiliencia al riesgo hídrico implementando medidas que mejoren su manejo del agua, desde sembrar cultivos más apropiados para el clima local hasta reciclar las aguas residuales de la industria y las ciudades", puntualiza el informe del WRI. En comparación con Ciudad del Cabo, el consumo medio en España es de unos 130 litros por persona y día.

La lluvia no combate la sequía

Las abundantes precipitaciones de 2018 no acabaron con la sequía en España. Durante el invierno y la primavera de 2018 las reservas de agua embalsada mejoraron en España, pasando de un volumen del 43,54% en febrero de 2018 al 71,80% en mayo del mismo año. No obstante, el porcentaje continuó siendo algo inferior a la media de los últimos 10 años (72,16%).

Desde Ecologistas en Acción denunciaban que a efectos de evitar la sequía la situación no mejoraría ya que el agua de los embalses se estaba derivando al regadío, y aseguraban que “si no se limita el riego, los embalses seguirán siendo estresados” poniendo en peligro el abastecimiento de agua de la ciudadanía. Con algunas de estas afirmaciones coincide Sergio Vicente, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología y miembro del Laboratorio de Clima y Servicios Climáticos del CSIC, quien es experto en sequías y forma parte del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC).

La sequía no es simplemente la falta de lluvia o un efecto del cambio climático. Es un fenómeno complejo y existe la necesidad de abordar diversos factores para enfrentar los desafíos asociados con la escasez de agua.

Sergio Vicente

Sergio, en una reciente entrevista con elDiario.es, ofrece algunos datos clave sobre las sequías. Nuevas perspectivas sobre este asunto como señalar que "la sequía no es simplemente la falta de lluvia o un efecto del cambio climático". Destaca la complejidad del fenómeno y su relación con diversos factores, como por ejemplo:

  • Impacto del calentamiento global: Explica que el aumento de temperaturas contribuye a una mayor demanda de agua por parte de la atmósfera. La atmósfera ahora demanda alrededor de 120-130 litros más al año en comparación con los años 60. Utiliza la metáfora de la sed del cielo para describir la demanda adicional de agua por parte de la atmósfera debido al calentamiento.
  • Efectos del estrés hídrico: El aumento de la demanda de agua puede causar estrés en la vegetación, especialmente en años cálidos. Este estrés afecta a los cultivos de regadío, aumentando aún más la demanda de agua.
  • Cambios en la demanda de agua: Señala que factores como el crecimiento de la población, el turismo y la expansión de la superficie boscosa afectan la demanda de agua, contribuyendo a la crisis actual.
  • Reforestación y reducción de caudales: Expone que la revegetación intensa en las zonas de cabecera de montaña ha reducido los caudales en algunas áreas, afectando hasta un 30-40% en algunas cuencas.
  • Desmitificación de la disminución de lluvia: Vicente destaca que a nivel global, hay un aumento en la lluvia, pero la perspectiva a largo plazo en España no muestra una disminución significativa. Advierte sobre afirmaciones apresuradas que pueden alimentar el escepticismo climático.
  • Desafíos en la gestión del agua: Comenta sobre la gestión del agua en España, destacando que el sistema de regadío está sobredimensionado y que la capacidad de regulación está siendo superada. Ante esta nueva realidad climática, sugiere la necesidad de repensar el modelo agrícola en España, especialmente en términos de la eficiencia del regadío y la gestión del agua.

Este experto en sequías ofrece una visión detallada y multifacética de la sequía actual, subrayando la complejidad del fenómeno y la necesidad de abordar diversos factores para enfrentar los desafíos asociados con la escasez de agua.