Reciclar sólo es el primer paso para lograr reducir residuos. Pero hay objetos que son muy difíciles de reciclar, como los pañales o las capsulas de café. La clave está en el diseño. Según la Agencia Federal Alemana de Medio Ambiente "El 80% de los impactos ambientales de cualquier producto se pueden evitar en la fase de diseño". Los envases pueden causar problemas ambientales, como ocurre en el caso de las bolsas de plástico, por eso es importante diseñarlos desde un principio pensando en su posterior reciclaje. Aunque cada vez más empresas son conscientes de ello, todavía hay que trabajar más para incorporar el "ecodiseño" en la fabricación de productos.

El 80% de los impactos ambientales de cualquier producto se pueden evitar en la fase de diseño

Agencia Federal Alemana de Medio Ambiente

Otra parte de la responsabilidad recae en el rediseño de envases y embalajes para aprovechar mejor el producto. Del mismo modo, para mejorar nuestro ecosistema hay que trabajar en la eliminación de embalajes innecesarios, la eliminación de tintas o metales pesados en los envases, así como en el uso de materiales reciclados para elaborar nuevos productos.

Las bolsas de plástico

Son el producto más difícil de reciclar. En España, a partir del 1 de enero del 2020, quedó prohibida la entrega a los consumidores de bolsas de plástico fragmentables, al menos en puntos de venta como supermercados, y las bolsas de plástico deben cumplir con un espesor igual o superior a 50 micras y contener al menos un 50 % de plástico reciclado.

A partir del 1 de enero de 2021 entró en vigor la prohibición de entrega (gratuita o no) a los consumidores de bolsas de plástico ligeras y muy ligeras no compostables, en los puntos de venta. En consecuencia, estas deben cumplir estos requisitos:

  • Las bolsas de plástico ligeras y muy ligeras deben ser compostables, estando exceptuadas de su cobro únicamente las bolsas de plástico compostable muy ligeras (de menos de 15 micras de espesor) que son necesarias por razones de higiene, o que se suministran como envase primario para alimentos a granel; las bolsas de plástico compostable ligeras (15-50 micras), deben cobrarse desde el 1 de julio de 2018.
  • Las bolsas de un espesor igual o superior a las 50 micras entregadas a los consumidores deben contener un porcentaje mínimo de 50% de plástico reciclado.
  • Deben cobrarse las bolsas de espesor igual o superior a 50 micras con contenido igual o superior a 50% de plástico reciclado pero inferior al 70%, pudiendo dispensarse gratuitamente las que tengan un porcentaje igual o superior al 70% de plástico reciclado.
  • Están prohibidas todas las bolsas de plástico fragmentable, independientemente de cuál sea su espesor.

Igualmente, suponen un gran problema para el medio ambiente. Sólo el 35% de ellas se depositan en el contenedor amarillo para su reciclaje y, por si solas, tardan hasta 500 años en descomponerse.

El problema con el reciclado de estas bolsas es que al ser tan ligeras tienden a dispersarse como basura transportada por el aire, se escapan y acaban en cualquier parte. Además cuando se fragmentan son ingeridas por algunos animales.

¿La alternativa? Seguir reduciendo su uso optando por bolsas de tela o papel.

Pañales y compresas

Los pañales son difíciles de reciclar por dos razones: por un lado, están hechos con diferentes tipos de plásticos y, por otro, contienen residuos orgánicos, lo que dificulta su separación. La alternativa son los pañales de tela al ser lavables y reutilizables reducen exponencialmente su impacto en el medio ambiente. Una nueva opción son los pañales reciclados. Después de que a finales de octubre de 2017 se inaugurara en Italia la primera planta de reciclaje de pañales y toallistas higiénicas del mundo y de la que sabemos que ya ha comenzado a comercializar productos producidos con los materiales reciclados.

Al igual que con los pañales pasa con las compresas y los tampones. Desde hace tiempo existen posibles alternativas como las compresas de tela, lavables y reutilizables, las braguitas absorventes o la conocida copa menstrual, pues su resistencia permite utilizarla durante largos peridos en el tiempo. Aunque hay que decir que no todas las personas se sienten cómodas usando estas alternativas de higiene femenina.

Las cápsulas de café

España es el tercer país del mundo con más consumidores de cápsulas minidosis de café, sólo por detrás de EE.UU. e Italia. Estos envases tienen un problema: sus materiales no son biodegradables. Cada cápsula de seis gramos de café requiere otros tres gramos de envoltorio, que en su mayoría son aluminio y plástico que no se recicla o que se tira en el contenedor equivocado. Eso sin contar el cartón o plástico del envase que las resguarda.

Cada minuto se tiran 13.500 cápsulas de aluminio y plástico al cubo de residuos orgánicos. Es decir, en un año, hay más de 7 mil millones de cápsulas que tardarán al menos un siglo en reciclarse de forma natural.

Para reciclarlas, Nespresso, la principal compañía mundial de venta de monodosis, cuenta con más de 900 puntos en España donde se pueden depositar las cápsulas usadas.

¿La alternativa? Cada vez hay más empresas que venden cápsulas biodegradables, fabricadas con fibras vegetales, o las cápsulas recargables. Además, siempre puedes utilizar la cafetera italiana de toda la vida.

Los tetra brik

Los botes de plástico, como por ejemplo los de la leche y los zumos, suponen un problema similar al de los pañales a la hora de ser reciclados. Puesto que las capas que lo componen no pueden separarse el reciclaje del tetra brik es incompleto. La técnica más común consiste en triturarlo primero para separar el cartón (aproximadamente un 70% del envase) posteriormente la restante masa de plástico y aluminio puede pasar por un complejo proceso de calentado en el que el plástico es quemado y sirve para formar aluminio.

En su interior se compone de diferentes materiales, lo que hace muy difícil separarlo. Se componen de capas superpuestas y pegadas entre sí, de:

  • 2 capas de plástico
  • 1 capa de aluminio
  • 1 capa de cartón (procedente de celulosa virgen)
  • 2 capas de plástico polietileno

¿Las alternativas? Pasan por los envases de cristal, los envases biodegrabales o fabricar nuestros zumos.

Los bastoncillos para los oídos

Los bastoncillos para los oídos tienen el mismo problema: están compuestos por algodón y por plástico, lo que hace difícil su reciclado. Es más: estos bastoncillos no son recomendables para limpiar la parte del oído interno, y los especialistas recomiendan que basta con usar una toalla fina o un pañuelo de tela para mantener la higiene de los oídos.

Otra cuestión es que, al usar los bastoncillos en el cuarto de baño, muchos de ellos acaban desapareciendo al tirar de la cadena y como son tan finos es muy fácil que escapen de los sistemas de filtración de aguas residuales y acaben en el río o en el mar. De hecho, es el objeto más encontrado en las playas del Mediterráneo, según Greenpeace.